Nuestra historia
Cocina con sabor soriano y familiar
Trabajo de años, sentido de pertenencia y gusto por las cosas bien hechas. Hablar de la Taberna Cascante es hablar del sabor soriano y familiar. De carácter y de hostelería honesta. También de singularidad, la que es necesaria para saber que si hablamos de siberianos lo hacemos de los contundentes bocatas que han alimentado a distintas generaciones de estudiantes y no de rusos esteparios.
El Cascante es un establecimiento propio, con vínculo y raíz. Un local que avanza con los tiempos, sin olvidar sus esforzados orígenes que, impulsados por el entusiasmo de un joven llamado Urbano Cascante y de su mujer, Melania Sanz, lanzaron a su llegada a Soria un pequeño local situado en el Paseo San Francisco junto a una tienda de ultramarinos conocida como "Casa Primi". Todo en los aledaños de La Dehesa.
La construcción de dos institutos y de dos residencias estudiantiles y el desarrollo del polideportivo de La Juventud cimentaron un tiempo de crecimiento: trabajadores, estudiantes y turistas lo mismo comían un inolvidable pincho de tortilla que pernoctaban en el hostal que estaba en el mismo edificio.
Incansable, y ya en la década de los ochenta, Urbano compró la tienda de ultramarinos para ampliar el negocio, el que conocemos hoy en día; un negocio familiar que salió adelante con la ayuda de sus hijos e hijas.
El equipo San José de voleibol, en los noventa, dio grandes alegrías a la ciudad de Soria. Los partidos se jugaban en el polideportivo, atrayendo a gran número de espectadores, pero se comentaban después, celebrando victorias o mitigando penas en el familiar ambiente de la Taberna.
Pasados los años, los hijos decidieron optar por otros trabajos, quedando al frente la actual propietaria, Olga Cascante. Asentada en un pasado sólido apuesta por un presente que aúna tradición y justa renovación.
Una nueva fórmula, con la ampliación de su carta y una mayor variedad de pinchos, bocatas, comidas y cenas, para degustar in situ o a domicilio, que es parte de un presente que también dejará huella en la ciudad, ampliando la historia de una casa que es punto de encuentro de sorianos y visitantes. Los que aprecian la cocina de verdad y con verdad.